Des Moines, Iowa— Veinticuatro ganadores del Premio Mundial de la Alimentación pidieron hoy al presidente estadounidense Joe Biden que haga el combate al hambre mundial, la pobreza y la desnutrición una de sus máximas prioridades. Científicos, economistas y otros expertos firmaron la carta difundida hoy por la Fundación del Premio Mundial de la Alimentación, afirmando que la participación de Estados Unidos en la iniciativa es fundamental.
“El liderazgo estadounidense será un faro que iluminará el camino y un catalizador de acciones para que en 2030 tengamos un mundo en que todos vivan dentro de los recursos planetarios, en que todos estén bien alimentados y nadie se acueste de noche con hambre”, expresó Lawrence Haddad, ganador del Premio Mundial de la Alimentación 2018 y director ejecutivo de Global Alliance for Improved Nutrition.
Añadió que el sistema mundial de distribución de alimentos debe mejorar porque ha contribuido a un aumento del hambre y ha sido muy lento al combatir la desnutrición infantil. Enfatizó que la obesidad va en aumento, la biodiversidad se está malversando y la solidaridad comunitaria está en declive. Indicó que todos deben pensar y actuar de manera distinta para ejercer un impacto duradero.
Los galardonados llamaron a Biden a que durante la venidera cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios y otras iniciativas tome medidas inmediatas y restablezca el liderazgo estadounidense en la lucha contra el hambre mundial. Pidieron que Estados Unidos regrese a políticas basadas en la ciencia y que anime inversiones a fin de acabar con el hambre mundial, ampliando las iniciativas de alimentación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés).
“El liderazgo estadounidense en la mejora de los sistemas alimenticios mundiales inspirará y alentará a otros a unir fuerzas para acabar con el hambre, combatir el cambio climático, generar empleos y promover políticas ambientales responsables”, dice la misiva.
El Premio Mundial de la Alimentación fue creado en 1986 por el ganador del Nobel de la Paz Norman Borlaug para reconocer la labor de líderes que hayan contribuido a mejorar el acceso a los alimentos. El galardón conlleva un premio monetario de 250.000 dólares —proveniente de compañías, fundaciones e individuos— y es entregado anualmente por la Fundación del Premio Mundial de la Alimentación, con sede en Des Moines, Iowa.
La fundación respalda la carta, indicó su presidenta, Barbara Stinson.
Akinwumi Adesina, ganador de Premio Mundial de la Alimentación en 2017, comparó la lucha contra el hambre con la actual campaña mundial de vacunación contra el coronavirus.
“Para millones de personas pobres en todo el mundo, el riesgo de morir de hambre es mayor al riesgo de morir de COVID-19. Sin alimentos, los medicamentos no funcionan. La alimentación y la nutrición son las vacunas contra el hambre. Debemos vacunar al mundo contra el hambre”, expresó Adesina, presidente del Banco de Desarrollo de África.